martes, 8 de diciembre de 2020

Toda la Magia de la Navidad en las Galletas de Jengibre

Para esta oportunidad, tenemos invitada especial, una fanática de la repostería que hace los cup cakes más originales y las Galletitas de Jengibres mas ricas que probé en la vida, sus palabras a continuación, con ustedes: Michelle Wdowiak.

Seguramente si estás leyendo esto es porque te gusta la cocina, o más específicamente la repostería. En ese caso me pregunto si, como hago yo, vas tachando fechas especiales en el calendario para preparar cosas innovadoras, acorde a la ocasión. Así, llegamos a diciembre y no puedo evitar pensar en una sola cosa: Navidad. Y es que por mucho es mi una de mis festividades favoritas; llena de luces, adornos, reuniones familiares y… postres, si ¡postres!

 Por eso, cuando Carito me ofreció escribir algo para su blog, estas pequeñas obras de arte comestibles fue en lo primero que pensé: las galletitas de jengibre. Además del gran cariño que les tengo por ser uno de los primeros postres que me animé a cocinar (allá por los 11 años, después de haber visto Shrek  y al amoroso Jengi con sus botones de gomita), puedo decir que son una verdadera explosión de sabor. Las personas usualmente me preguntan qué les puse y es que, el picor del jengibre, el sabor de la canela y el dulzor de la miel realmente les otorgan un gusto muy característico y distintivo.



Si bien hoy conseguimos estos ingredientes en casi cualquier lugar, no siempre fue así. El jengibre es originario de China  y fue llevado a Europa a través de la ruta de la seda y de las cruzadas. Al venir de tan lejos y ser tan escaso, era considerado una comida de la realeza y de la alta sociedad.  Así, los primeros antecedentes de estas galletitas tan simpáticas se dieron en los monasterios, donde los monjes hacían pan de jengibre y otras especias. 

Posteriormente, con el correr de los años, las mismas se fueron transformando en galletas hechas con moldes de madera. Dicen que el molde más antiguo del mundo se encuentra en el Museo Nacional Suizo, en Zúrich, así que si viajan a Europa próximamente, ya saben ;)

¿Y los hombrecitos de jengibre? ¿Por qué esta forma tan peculiar? Hay muchas versiones diferentes, pero la más conocida, y la que más me gusta,  dice que la reina de Inglaterra, Isabel I, fue quien les dio popularidad al encargárselas a sus cocineros para los invitados. La idea era que luzcan como los miembros de la corte. O como ella misma, dicen algunos…



 Con el pasar del tiempo, estas galletas se extendieron por toda Europa, adoptando diversas formas y colores. Dicen que las primeras casas de jengibre fueron hechas en Alemania durante el siglo XVI para las navidades y hoy son una costumbre muy arraigada allí. Comentario al margen: tómense el tiempo de buscarlas en internet ¡Son hermosas! Casi un crimen comérselas.

Sin embargo, uno de los hechos que las hizo mundialmente famosas fue las haber sido tomadas por los hermanos Grimm en su clásico cuento “Hansel y Gretel”.  Y  es qué ¿quién no ha escuchado alguna vez ese hermoso cuento para niños y no soñó con encontrase con la casita de jengibre y caramelos?

Es así como hoy en día las galletas de jengibre se han convertido en un símbolo de la Navidad y una actividad muy divertida para realizar en familias, ¡Además de ser deliciosas y aromáticas!

Si bien probé muchas versiones, acá les dejo mi favorita, una que me pasó mi tia hace un tiempo atrás ¡Es súper fácil de hacer!

 




Ingredientes:

Galletitas - (Para aproximadamente 40 galletitas medianas)

2 ½ tazas de harina leudante
½ taza de azúcar
½ taza de miel
100g de manteca (a temperatura ambiente)
1 huevo
2 cucharaditas de jengibre molido
1 cucharadita de canela
½ cucharadita de nuez moscada

Glasé

500 g de azúcar impalpable
6 cucharaditas de merengue en polvo
80 mm de agua
Colorantes vegetales a elección

Preparación: 

En primer lugar, batimos el azúcar con la manteca hasta que quede una crema suave. Luego agregamos el huevo y la miel y mezclamos bien.

Incorporamos la harina previamente tamizada junto con los demás secos. Mezclamos todo hasta obtener una masa firme, al principio puede ser un poco pegajosa, se puede agregar más harina de ser necesario, aunque no demasiada para evitar que se queden duras las galletitas.

Una vez lista la masa, la estiramos por partes sobre una mesada  enharinada hasta obtener una lámina fina. Luego la cortamos en diferentes formas y la ponemos sobre una bandeja de horno enmantecada y enharinada. Aquí es importante que todas las galletitas de una misma bandeja tengan tamaños similares, así el tiempo de cocción será el mismo.

Precalentamos el horno a 160° y horneamos las galletitas por 10 0 15 minutos, hasta que estén doraditas. Hay que estar atentos ya que se queman rápidamente.

Una vez horneadas, las sacamos del horno y las dejamos enfriar unos diez minutos en la bandeja. Pasado este tiempo, yo suelo sacarlas y ponerlas sobre una rejilla hasta que se enfríen totalmente.

Mientras tanto, preparamos el glasé. Para ello, mezclamos el azúcar impalpable  y el polvo de merengue en un boul. Luego agregamos el agua poco a poco y vamos integrando con la batidora, al principio será un pegote pero luego de unos 6 o 7 minutos de batido irá adquiriendo cremosidad. Si se necesita un glasé más líquido, hay que agregarle agua de a poquito, con una cucharita de té mientras se bate.

Una vez listo, hay que dividirlo en tantas partes como colores se quieran preparar. Agregamos colorante vegetal y mezclamos bien. Luego colocamos el glasé en magas de plástico y decoramos las galletas.

En este caso, yo hice Estrellas Federales, la flor típica de Navidad. Para ello necesitás un pico de repostería para hacer hojas. En caso de no tenerlo, como yo, podés cortar la punta de la manga en forma de flecha y ¡Listo, a decorar!


Espero les haya gustado el post de hoy. Gracias Michelle por participar y enseñarnos esta receta fantástica! Yo la preparo seguro!!!

viernes, 27 de noviembre de 2020

La Reina Manzana en Tartas

"As American as Apple Pie", o al menos eso es lo que dicen los estadounidenses... Pero la tarta de manzanas tiene sus orígenes un poco bastante antes, probablemente en Europa se prepararon las primeras tartas de manzanas, y eso lo podemos saber porque se conocen recetas escritas del siglo XIV donde aparecen las manzanas como protagonistas, además en el viejo continente el cultivo de manzana es muy tradicional en numerosas regiones.





Podemos encontrar numerosas recetas y estilos de tartas, las preparan con harina, manteca, agua y manzanas claro está, se puede incorporar huevos y cremas también, especias y frutos secos, pero cualquiera de ellas es una combinación de sabores exquisita. Tenemos aquellas con las manzanas por encima recubriendo la masa, las tipo anglosajonas en las que se recubre de masa por debajo y encima, aquellas con masas finas tipo Apfelstrudel Alemán, y la famosa Tatín con la masa por encima de las manzanas para voltearlas al presentar, la conocida tarta invertida... y es que yo quisiera probarlas todas, por eso siempre hay que dejar espacio para el postre!



A mi parecer, la manzana es una de las frutas más nobles, aparecen en todos lados, como decoración, como bebida en sidras y jugos, mermeladas, picnics, películas, canciones y las leo siempre en historias medievales donde aparecen en tartas y como comida para los largos caminos que emprenden los protagonistas a lo largo de la historia, siempre la veo con aire a postres rústicos. 
En la realidad existen muchísimas variedades de manzanas, más de 7500 para ser exactos, algunas son mejores para comerlas al natural como las red delicious, gala o golden delicious, y están las ideales para cocinarlas y que solemos usar en repostería como las granny smith o las rome.... pero existen muchas otras variedades y están extendidas por todo el mundo, nutritivamente tienen mucha fibra, brindan una sensación de saciedad por eso son perfectas para un tentempié, son beneficiosas para los dientes y el corazón, además están compuestas en un 85% de agua lo que aporta muchos nutrientes al organismo... si todavía no te volviste fan de la manzana, es que no la probaste en una rica tarta! 




Te invito a probar una receta en la que además de manzanas incorporé una riquísima mermelada de rosella. La rosella es una flor que crece en climas cálidos y posee numerosos beneficios, como vitamina A y C que mejoran la piel y la vista y fortalecen las defensas.. y lo más importante, la combinación es deliciosa!



RECETA de TARTA DE MANZANAS Y ROSELLA

Ingredientes 
1 huevo
100 gs. manteca
100 gs. harina 0000
100 gs. harina leudante
50 gs. azúcar
500 gs. manzanas (se recomiendan las Granny Smith, que son las verdes)
100 gs. mermelada de rosella

Preparación:

Mezclar en un bowl el azúcar y la manteca hasta blanquear, es importante que la manteca esté a punto pomada, incorporar el huevo y mezclar. Incorporar de a poco las harinas, mezclando todo hasta conseguir una masa homogénea, se puede agregar ralladura de limón o naranjas. Una vez lista llevar a la heladera la masa para que tome firmeza al enfriarse la manteca (se la puede dejar 30 min en heladera), estirar la masa con un palote y colocar en un molde de 24 o 26 cm. Precalentar el horno a 180°, llevar el molde al freezer 15 min y luego llevarlo al horno por 10 minutos, o hasta que se note seca la parte de arriba de la tarta. Sacarla del horno y untar la mermelada en la base, colocar la manzana por encima cortadas en finos gajos y desplegadas de la manera que más te guste, en forma de flor o de espiral. Llevarla al horno 15 minutos más hasta notar los bodes dorados. Sacarla del horno, esperar que se enfríe y desmoldar. 


Para presentarla podes espolvorearla con azúcar impalpable o pintarla con almíbar, podes comerla fría, o tibia acompañada con una bocha de helado o con crema, las combinaciones sin infinitas! ¡Ahora a disfrutarla!




sábado, 3 de octubre de 2020

Oro de las misiones, la Chipa y sus secretos

Chipa, chipá, chipita, chipacito... no nos vamos a poner a discutir si de nombres se trata, porque en lo que estamos todos de acuerdo, en que es de lo mejor de la comida de las misiones! Y cuando digo las misiones, me refiero a la región donde habitaban los guaraníes en las misiones jesuíticas, ya que fue el resultado del encuentro entre dos culturas.

Personalmente no las había preparado hasta antes de la cuarentena, no por falta de ganas, si no porque me daba la impresión de ser una receta difícil, y siempre escuchaba que la gente se quejaba de que no les salía la preparación. Debo decir que me animé con un tutorial de Paulina Cocina (la receta de más abajo es de ella con mis palabras), y leí que decía que eran "las mejores del condado" y lo pude comprobar, porque la verdad es que son exquisitas!

Ahora contarles algo de historia, porque a mi me gusta saber de dónde vienen las cosas...

Según los historiadores ya se preparaba un pan sin levadura y a base de harina de mandioca antes de la llegada de los españoles, pero con la llegada de estos, se introdujo a la dieta de los guaraníes productos e ingredientes como carne bovina, manteca, huevos y queso, e incorporados a sus recetas surgiendo nuevas preparaciones, el sincretismo en la gastronomía dio origen a la chipa. 

El nombre chipa es de origen quechua, y significa cesto (esta parte no estaría entendiendo, pero quien soy yo para cuestionar la voz quechua y el nombre que le dieron al plato). Debido a que carece de levadura fue utilizado (y se sigue utilizando) como alimento durante las festividades de Semana Santa, y es el tentempié por excelencia de Paraguay, donde este producto da lugar a una industria e innumerables recetas.

Es herencia compartida entre Paraguay, Brasil, Argentina y Uruguay, en cada uno de los países se los puede encontrar con diferentes nombres o variantes de la receta (chipa so´o, kavuré o asador, pirú, entre otras), y es seguro que en la región litoraleña de Argentina cada hogar tenga una receta para ofrecer a los invitados, ya que es el compañero ideal de unos mates, merienda o un suculento desayuno o como Paraguay un tentempié para cualquier momento del día.

Les dejo una receta que funciona muy bien, para los que no la hayan hecho todavía, la verdad es que me animé hace poco a hacerlas y desde que la aprendí, no pude parar mas, porque salen excelentes!

Ingredientes:

* 500 gs fécula de mandioca
* 120 gs manteca fría
* 3 huevos
* 100 cc leche
* 300 gs queso (es recomendable un queso duro o semi duro, lo ideal mezclar dos tipos para darle mejor sabor)
* 1 cucharada de sal
* 1 cucharadita de polvo de hornear (creo que es el secreto)

Preparación:

Hacer un arenado con la manteca y la fécula de mandioca. Incorporar los quesos (podrían ponerse la mitad rallado, la otra parte en cubitos pequeñitos), batir los huevos a parte y agregarles la sal, además mezclar la leche con el polvo de hornear, y luego incorporar a la mezcla los líquidos. Unir todo hasta lograr una masa homogénea. Dejar descansar la masa 30 minutos en heladera. Precalentar el horno a 250°C. Haber bollitos con la mezcla del tamaño que más les guste, llevar a una bandeja los bollitos y colocarla en el horno. Cocinar en horno fuerte (250°C) de 15 a 20 minutos, o hasta que queden dorados los bollitos. Dejar enfriar unos minutos y servir. Con el mate, compañeros ideales, si no también acompaña un rico matecocido o café. Perfección y a disfrutar!!!





viernes, 25 de septiembre de 2020

La versatilidad del queso y la gran manzana

Me pasa siempre que cuando leo un libro, miro una película o serie, siempre presto atención a lo que están comiendo... Uno de los capítulos de la serie Friends que más me gusta, y que siempre me acuerdo es en el que dejan un cheesecake por equivocación en la casa de Chandler, el y Rachel se vuelven adictos a este pastel, es que, seamos sinceros... quien puede resistirse al queso!? No se si conocen la serie, pero recomendable el capítulo para ver con qué delicia devoran esos pasteles (para el que quiera ver es cap. 7x11).




En mi experiencia sólo había hecho hasta hace poco cheesecakes de cajitas, que son del tipo que no necesita horno, salen ricos si... pero no son una EXPERIENCIA DE SABOR para nada. Esta semana tuve la posibilidad de viajar al interior de mi provincia, fuimos a acampar a orillas del Rio Uruguay en un pueblo llamado San Javier, con la suerte de un clima espectacular y en Misiones quien dice Septiembre, sabe que tiene el color de las moras, esas frutitas que colorean los suelos, las manos y los labios cada vez que las probás (aca hay una fanática de las moras). Hicimos una recolección de frutos silvestres, trajimos muchas moras a la casa además de todas las que comimos, y yo sólo podía pensar en que quería probar una receta de cheesecake y agregarle esas moras.



Comencé a buscar recetas, hay muchísimas, pero yo quería hacer una receta lo más parecida al cheesecake de Chandler y Rachel, asi que llegué al fantástico Cheesecake New York, postre emblema de la ciudad que no duerme y me sumergí también en un poco de su historia, y es que es normal que nos apropiemos de las cosas que nos gustan y esto pasó con el famoso cheesecake, que tiene sus orígenes (más antiguos de los que imaginaba) en Grecia! 

Se sabe que muchos atletas olímpicos comían una tarta de queso por sus propiedades energéticas para rendir mejor en los juegos. La primer receta escrita que se conoce es de un griego, aunque se lo preparaba distinto ya que se calentaba el queso en una olla de cobre con miel y harina y luego se lo enfriaba. Cuando los romanos conquistan Grecia, también conquistaron el pastel de queso, modificaron la receta a la que le agregaron huevos y la hornearon, además de rebautizarla con el nombre de "libuma" y era servido sólo en ocasiones especiales. Luego se extendió a toda Europa y cada país lo prepara a su manera con alguna que otra variante, un ejemplo es el tipo de queso, ya que en Italia se utiliza el requesón o mascarpone, en Alemania utilizan queso cottage y utilizan masa en vez de galletitas, en Polonia y los Países Bajos el queso quark, en Japón combinan claras de huevo y almidón de maíz y en Estados Unidos el queso crema. En este punto debo contarles también que el queso crema fue inventado en Estados Unidos, por eso lo implementaron en el pastel de queso, en el año 1872 por accidente (como pasa casi siempre en la cocina) unos lecheros de Chester (NY) desarrollaron un método para producir queso crema al intentar hacer una versión del queso francés Neufchatel, dando origen a esta maravillosa variante de queso más cremoso, a partir de 1880 distribuye su marca en envoltorios de papel aluminio, hoy Kraft Foods comercializa este tipo de queso con la marca "Philadelphia" y son los protagonistas de las recetas de cheesecake de la gran manzana. La versión genuina del cheesecake New York es de Arnold Reuben, un joven alemán que llegó a Estados Unidos y que despues de probar una tarta de queso en una cena, consiguió una versión propia del cheesecake, que es el que hoy conocemos todos y que no falta en ninguna cafetería neoyorkina.

Aca les dejo una receta de cheesecake New York, la pueden disfrutar sóla o acompañada con mermeladas, gelatinas, dulce de membrillos, salsitas de frutas, frutas frescas, etc. En mi versión la acompañé de una salsa de frutillas y las moras que traje de mi viaje a San Javier, quedó espectacular!!!





Ingredientes:

* 300 gs galletitas de manteca trituradas (las Lincoln son ideales)
* 130 gs. manteca derretida
* 2 cucharadas de miel 
* 600 gs queso crema
* 200 gs azúcar 
* 180 cc crema de leche
* 60 gs yogur natural
* 1 cucharadita de te de ralladura limón, naranja o mandarina
* 1 cucharadita de esencia de vainilla
* 4 huevos
* 8 gs fécula de maíz
* Frutas para acompañar y decorar

Preparación

Precalentar el horno a 160° C. En un bowl colocamos las galletas trituradas, la cucharada de miel y la manteca, mezclamos con una cuchara hasta tener una masa arenosa, colocamos la mezcla en el molde (debe ser desmontable para que la preparación salga bien, de 20 cm si lo querés alto, pero puede ser hasta 24 cm) para hacer el cheesecake, presionando la masa con la cuchara hacia los bordes (1 o 2 cm por encima de la base, dependiendo del gusto), nivelar hasta obtener una superficie lisa. Llevar a la heladera.

En un bowl grande agregamos el queso crema y batimos con una batidor manual hasta que quede suave (alrededor de un minuto). Luego añadimos el azúcar y mezclamos hasta que esté cremoso. A continuación le agregamos la crema batida, el yogurt y los huevos de a uno (no batir mucho, solo integrar). Al final agregamos la ralladura de cítrico, la esencia de vainilla y la fécula de maíz, batimos hasta mezclar bien todo. Colocar este relleno sobre el molde con la base de galletitas trituradas y llevar al horno por 50 minutos aproximadamente (es recomendable colocar una bandeja con agua debajo de la fuente para que la tarta conserve la humedad).

Una vez pasado el tiempo controlar la cocción, el centro deberá moverse apenas. Dejar enfriar con la tapa del horno abierta por 1 hora mas y luego sacarlo y dejar enfriar a temperatura ambiente. Se lo cubre con film y se lo lleva a la heladera unas 3 horas mas y ya estaría listo para desmoldar y servir acompañado de lo que más te guste. Yo aproveché las moras y preparé una salsa con unas frutillas que tenía congeladas dando como resultado lo que ves en la foto, además le agregué mas moras frescas y de haber tenido frutillas frescas les hubiese puesto también. Si te animas a esta receta, ¡contáme cómo te sale! 

Debo decir que me siento Rachel comiendo gustosa todo este cheesecake, cero ganas de compartir ;)


miércoles, 12 de agosto de 2020

Comienzos, Sabores de Infancia

Como en todo comienzo es necesario plantearse a dónde se quiere llegar, aunque lo nuestro no es el fin si no el camino a andar. Este será un camino (espero) de descubrimiento, ya que los viajes invitan a descubrir nuevas experiencias, a encontrar lugares, conocer personas, probar nuevos sabores... un viaje te invita a sentir la vida como una persona totalmente nueva, y eso dispara los sentidos.
Me gustaría compartir, recetas, historias de comidas y de viajes, y que puedan compartir si desean lo mismo, ya que la idea es entretener con algo de lectura ligera y fotografías, realizar un viaje en el que participemos desde nuestras casas cocinando y rememorando esos sabores que te transportan.
El primer viaje que haremos, será a la infancia... Durante mi infancia no recuerdo haberme acercado mucho a la cocina, porque definitivamente no creo que cuente la vez que por querer atizar el fuego de la cocina a leña que teníamos terminé incendiando una parte de la casa, eso fue peligroso, pero yo quería hacer lo que hacían los grandes y remover el fuego, no hubo heridos ¡sólo fuentes chamuscadas! Me acuerdo también, intentar hacer con mi hermana galletitas de avena de una receta que venía en el reverso de un paquete de avena justamente, y qué decirles, las galletitas olían muy bien pero eran duras como piedras, creo que con los años he mejorado, y siempre que puedo preparo galletitas o "cookies", me gusta especialmente una receta de coco y miel que hago cuando estoy aburrida y tengo los ingredientes, que es la que les voy a dejar más abajo, más que nada porque es simple, rápida ¡y la puede hacer cualquiera!
Así que este es el inicio, esperemos madurar a través de las palabras, conocer nuevos lugares y sabores o... que al menos les sirvan las recetas.

GALLETITAS DE AVENA, COCO Y MIEL

Ingredientes:
1 huevo
1/2 taza de azúcar
1 cucharadita de vainilla
1 pizca de sal
50 gs. manteca
1/2 taza de miel
1 taza de avena
1 taza de coco rallado
1/2 taza de harina leudante

Preparado:
Batir el huevo, azúcar y manteca (pomada) hasta lograr que los ingredientes queden cremosos y una mezcla homogénea, agregar la pizca de sal, la vainilla y la miel, y mezclar. Agregar de a poco los ingredientes secos en iguales proporciones e ir mezclando todo hasta conseguir una masa pesada y firme. Hacer bolitas con la masa e ir aplastándola de forma que quede circular (en lo posible con buen espesor). Colocar las monedas de mezcla en una fuente previamente aceitada y en horno precalentado a 200° C. Colocar la fuente en el horno y dejarlas cocinar aproximadamente 15 minutos a 200° C hasta que las galletitas estén bien doradas. Dejarlas enfriar y disfrutarlas con un rico té para una merienda o desayuno.
Podrás disfrutar de las galletitas más ricas y fáciles! Si no te gusta el coco podés reemplazarlo por más harina leudante, y agregarle manzana rallada, peras, pasas, chips de chocolate ¡lo que más te guste!